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Crítica de Sinister, de Scott Derrickson con Ethan Hawke y Vincent D´Onofrio

Título: Sinister. Año: 2012. Duración: 110´País: EE.UU. Director: Scott Derrickson. Guión: Scott Derrickson, Robert Cargill. Fotografía: Chris Norr. Música: Christopher Young. Reparto: Ethann Hawke, Vincent D´Onofrio, James Ransone, Fred Dalton Thomposon, Juliet Rylance, Daniell Kotch.

Uno de los miedos atávicos que el cine de terror ha explotado con gran fortuna es el de la descomposición del núcleo familiar, generalmente detonado por la aparición de un elemento ajeno a la familia, imprevisto, de naturaleza maligna y causante de la separación, y a veces de la perdición de sus miembros. En este sentido, las cintas sobre casas encantadas o el subgénero de las posesiones infernales se presentan como refugios genéricos donde se escenifican todo tipo de fracturas paterno filiales. Estos quiebros llevan no sólo a la descomposición de la familia, también a la degeneración del hogar familiar al imprimir a la casa o mansión de turno una atmósfera energética de carácter negativo. La decadencia del recinto familiar y de los lazos que lo sustentan es más rápida cuanto con más frecuencia es ollado por las presencias malignas (tangibles o paranormales: demonios, fantasmas o niñeras psicópatas), que tienen como fin último la apropiación y contaminación de las parcelas donde hasta el momento había reinado la afectividad.

Scott Derrickson en su anterior película, El Exorcismo de Emily Rose (The exorcism of Emily Rose, 2005), ya trabajó desde esa perspectiva, aplicando la receta formal del american gothic, para contar una historia que mezclaba dos tipos de subgéneros enfrentados en las antípodas, el de las posesiones demoníacas, y aquél tan caro para los norteamericanos que es el de las películas de procesos judiciales. Sinister (2102), afortunadamente, poco tiene que ver con el deslavazado y ridículo puzle de El Exorcismo de Emily Rose, aunque sí comparte con este film el fondo de la cuestión apuntada anteriormente, el de la destrucción del núcleo familiar, que en el caso de Sinister ya se encuentra en plena crisis cuando arranca el film.

Otro elemento resulta fundamental a la hora de definir a Sinister como una importante pieza de terror posmoderno: el ahora tan de moda found footage es utilizado por el guión de una forma muy efectiva, obteniendo un protagonismo crucial en la trama, no sólo como elemento de pesquisa detectivesca sino también como medio que vehicula la entrada del Mal en la frágil armonía familiar de los protagonistas. Ellison (Ethan Hawke) es conducido por el ente maligno una y otra vez al visionado de unas siniestras películas caseras. El contenido de las mismas se va desvelando poco a poco, al mismo tiempo que el Mal invade la casa familiar como si fuera un virus, atrapando primero a los miembros más vulnerables, los niños, mientras conduce a los adultos a la locura. Adquieren gran fuerza aquí las escenas en las que Ellison, obsesionado con las cintas, realiza una labor de investigación en tanto sus hijos sufren el acoso de uno o varios entes sobrenaturales.

Uno de los guionistas de la película, Robert Cargill, afirmaba que la idea de escribir este filme le vino a la cabeza tras el visionado de The Ring (2002), versión americana del clásico de Hideo Nakata, Ringu (1998), afirmación que creemos a pies juntillas tras el observar el débito que tiene Sinister con esa puesta en escena venida del lejano oriente, y con esa insistencia en el factor tecnológico como vía de entrada de lo sobrenatural en lo cotidiano. Añadimos una novedad importante a esta sinfonía de oscuridad, Sinister está terroríficamente sonorizada y de tenebrosa fotografía, la introducción de un icono nunca explorado en el cine de terror: una de las figuras sobrenaturales que protagonizan el film está inspirada en la estética black metal, género musical que tiene su origen en el norte de Europa y que combina el heavy metal extremo con temática de índole satánica. Los componentes de los grupos de black metal exhiben maquillajes que combinan tonos blancos y negros, ofreciendo rostros fantasmagóricos y decididamente inhumanos.

Quedan para la retina un buen puñado de situaciones atmosféricas de Sinister, casi siempre protagonizadas por Ethan Hawke y un final anti-establishment, ausente de complacencia, y quizás, quién sabe, abierto a una nueva entrega, y es que la Bloomhouse apenas ha estrenado este Sinister y ya está pensando en una secuela.

6 COMENTARIOS

  1. Acabo de verla.
    No hay una sola luz encendida en toda la casa y no paro de oír ruidos extraños. Creo que me taparé la cabeza con la manta y no me voy a mover hasta que amanezca. ¡QUE MIEDOOOO!

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